9 de Enero 2004

Recuerdos II.5

Posted at 9 de Enero 2004 a las 09:48 PM in Recuerdos .

No se que pasa con el cerebro humano que a veces de la nada nos trae recuerdos que habitualmente no tenemos "a la mano", es decir cosas que pasaron hace mucho tiempo y que pensamos que no tenían importancia pero que al final de cuentas pasan a formar parte de nuestra historia personal y afectaron en alguna medida nuestra personalidad.

Siempre vivimos, (mi familia) en una pequeña casa al lado de la casa de mi abuela paterna. Siempre fue así y en mis primeros años era lo mas normal  para mi, nunca me pregunte por que los demás vivían sin su abuela a un lado ni me parecía raro que yo si.

Doña Faustina fue la madre de diez hijos, siete de ellos murieron pequeños, el ultimo fue mi padre. En esos tiempos los niños morían y nadie se preguntaba si había modo de que fuesen salvados. En el pueblo donde vivían no había muchos médicos y se aceptaba lo que Dios mandaba. Faustina quedo huérfana y con muchos hermanos pequeños, creo que a la edad de 13 años, no se bien. Ella tenia que cuidar a sus hermanos, porque era mujer, y hacerles todo. Tenia una hermana, Ceferina, pero era mayor y ya estaba casada, entonces tenia sus propias responsabilidades. A Faustina le toco la época de cocer maíz y llevarlo al molino, lavar a orillas del río y cocinar con leña. Era una vida pesada.  Después se casó. Tuvo a sus hijos. Sufrió la perdida de la mayoría de ellos. Se mudaron al pueblo donde yo nací. Enviudo. Vio partir a su hija mayor, ser un sirvenguenza a su hijo y casarse a mi padre. Mi abuela trabajaba siempre, se levantaba al salir el sol, hacia café y gorditas. Luego limpiaba. Todos los días. Toda la casa. Hacia colchas a mano y tejía. Cosía. Hacía de todo. En medio de todo esto me crié yo. Ella era alegre, actual, no vivía en su pasado, dicharachera y dinámica. Tenia ochenta y tantos cuando Dios la llamo. Yo ya estaba aquí en Monterrey estudiando. Cuando me vine para acá ella me dió algunas cosas. Unas mesitas de 40 años, una silla de 45. Me bendijo y me vine. Cada vez que iba me veía con gusto y yo a ella. Un fin de semana, yo iba a ir, era festivo en septiembre, pero había un evento y no fui. Llovió y no pude asistir al concierto, y mi abuela murió. Recuerdo que como llovía yo había ido a la lavandería. Una compañera de casa, ya estaba esperándome con su novio cuando regrese. era domingo temprano. Al ver que estaban ahi supe que algo pasaba. Me dijeron que estaba enferma, me fui a la central y todo el camino traté de calmarme, pensar que tal vez me habían hablado a que fuera porque temían lo peor, pero que nada pasaría.

Llegue a Reynosa y esperaba el camión para mi pueblo. Me encontré a una vecina de toda la vida y amiga y compañera de juegos infantiles. Sin el menor reparo me dio el pésame. Entonces supe. La impaciencia y desasosiego que sentía eran reales. Me enoje. Por que no fuí ese fin de semana? No pude despedirme.

Después supe que murió tranquila. De la edad como dicen. Se despidió de los que estaban y dijo adiós con la mano mientras Dios la recogía. Yo, por mucho tiempo no pude llorar su perdida. Al fin, después de varios meses aquí en Monterrey vi a una viejecita que me la recordaba y todo el sentimiento guardado afloro. Lloré como pocas veces lo hecho. Lo más fuerte que he llorado jamás. Me tranquilicé y pensé que es mejor agradecer todo el tiempo que la tuve, a lamentar el tiempo en que no la tendré. La conocí bien y aprendí muchas cosas de ella. Mucho de lo que soy se lo debo a ella.

Hoy me volví a acordar de ella y a eso iba en el comienzo de esta nota. Me acordé de un detalle que pasó siendo pequeño y que hacia mucho tiempo que no recordaba. Es curioso. Uno recuerda "lo mas importante" pero a final de cuentas lo más importante, es el conjunto de infinidad de detalles que no vemos hasta tiempo después. En fin, aprendí que hay que disfrutar de las personas que uno quiere. Porque como todos, algún día nos tendremos que despedir.

 

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