13 de Abril 2004

Desempleo

Posted at 13 de Abril 2004 a las 12:46 AM in Cuentos Cortos para aburridos .

La espera se hacia eterna en aquella pequeña oficina. Era mediados de agosto y en aquellas latitudes el calor se sentia intenso, como si una lluvia de fuego estuviera cayendo constantemente, de brasas rojas como la sangre que te envuelven y no encuentras solución. El aire acondicionado funcionaba a todo, pero aun asi, José sentia el calor sobre su cuerpo, estaba empapado de sudor y se sentia al borde de la asfixia dentro de ese traje. Era un traje de invierno, el lo sabía, totalmente inapropiado para la época, pero era el mejor de los dos únicos que tenía, y quería verse lo mejor posible, aunque sentía el sudor corriendole por la espalda y ya no estaba tan seguro de causar una buena impresión.

Ya tenía casi una hora sentado en la pequeña pero lujosa sala de espera. La tensión lo estaba matando. Hacía casi seis meses ya que buscaba trabajo por toda la ciudad sin encontrarlo. Ya había agotado casi todos los recursos, desde que renunció de su anterior trabajo, ya habia vendido su auto, su estéreo, se habia cambiado a un departamento más modesto y agotado sus ahorros. Nunca pensó que la decisión que tomara tiempo atrás le costara tan caro. Mientras esperaba en esa desesperación agobiante, repasó mentalmente lo que lo había llevado a presentar su renuncia.

Era miembro de una mediana oficina dedicada a la construcción de casas. Ya tenía trabajando para ellos casi 8 años y había logrado la confianza de sus superiores. Tenía un excelente sueldo y prestaciones magníficas, que le permitieron vivir en un agradable y amplio departamento en una zona residencial. También pudo comprarse un coche nuevo, no lujoso pero de medianop precio que era su orgullo. Cuando su jefe le pidió que firmara algunos de los contratos que la empresa hacia con los clientes, José se sintió halagado, pensando que el próximo paso sería hacerse socio. Meses después, se dió cuenta que estaban falsificando los precios de los materiales, asi como los honorarios de los contratistas que le cargaban a los clientes. Pensando en su futuro, decidió comentarle esto a su jefe, pensando que el fraude era cometido por sus subordinados. Resulto que no. Todo era perpretado por los dueños de la constructora y el tendría que aceptarlo. Decidió que no.

Con lo que no contaba era que las personas con las que habia desafiado eran muy poderosas. Se le cerraron las puertas. A pesar de su excelente currícula, nadie lo contrataba. Estaba claro que nadie queria disgustar a los dueños de la constructora.

Ahora, a sus casi 40 años, solicitaba un empleo en otra ciudad, omitiendo en sus peticiones casi 8 años de su vida y esperando conseguir un trabajo sencillo, que le permitiera sobrevivir.

La secretaria, altanera, le dedico una mirada y le dijo, lo siento, el Lic. me comunica que han dado malas referencias suyas por lo que no podemos atenderlo. Sin más, se levanto del asiento y se fué.

Llegó a su pequeño departamento. Se encontraba en un barrio humilde de la pequeña ciudad. Llamó a su esposa, al no recibir respuesta se dirigió al pequeño frigobar, casi siempre vacío, donde acostumbraban dejarse mensajes cuando uno u el otro salian. No encontró nada. Extrañado, se dirigió a la pequeña recámara. Encontró que la ropa de su esposa faltaba y sobre la mesa que sostenía la única lámpara, una nota:

José.
Me cansé. Estás perdido como siempre lo estarás. Estás tan apesadumbrado por tu "mala suerte" que me has descuidado. Me voy. Ya sabes lo que dicen... contigo pan y cebolla.... no es cierto.

No me busques....

Anexa, estaba la foto de su esposa con otro hombre. Más viejo, pero distinguido.

José decidió que era todo. Se acostó.

....

Pensaba entre sueños -¿Cuántos días tengo aqui?....

De pronto, ya no despertó. Encontró a José su hermano, que al no tener noticias lo fué a buscar a la ciudad.

El médico forense calculó que tenia más de un mes de muerto.

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