El sueño se adueño de el y sin darse cuenta, empezó a soñar, estaba en otro lugar, una ciudad, pero el sueño era extraño, era como si estuviera en un cine viendo la proyeccion de una pelicula donde él era el protagonista. Se vió a sí mismo caminar las calles con una prisa que denotaba miedo, como si el llegar a su destino fuera cuestión de vida o muerte. Después de un largo caminar, llegó a lo que parecía un edificio de departamentos. La fachada era gris y tenía un aspecto siniestro. El lugar, sombrío y sucio, parecia deshabitado. Sacó unas llaves del bolsillo de la gabardina negra que llevaba y abrió la herrumbrosa puerta, lo recibio una nubecilla de polvo que flotaba sobre el viciado aire del interior. Recorrío un pasillo hasta llegar al pié d unas escaleras. Faltaba el primer escalón pero de un saltó empezó a subir como si conociera exactamente el camino. Luego de subir lo que tres pisos llego a una puerta de acero que desentonaba con el resto del edificio. Esta era nueva y tenia un seguro moderno. Tecleó una combinacion de ocho digitos en una pequeña pantalla y con un zumbido la puerta permitió su acceso al interior. El departamento también parecia nuevo. Muebles limpios y comodos abrian el espacio en una cómoda sala. Aventó de cualquier manera su abrigo y enseguida se sirvió una copa del pequeño bar al fondo de la habitación. Después de tomarse el trago, camino hacia el fondo del pasillo que estaba a la derecha de la sala y llego a una habitación. Estaba decorada como el cuarto de una niña y en ella estaba una chica como de quince años. Era blanca, con el largo pelo castaño ocultándole parte de su hermosa cara. El la desperto y ella lo vio con temor. Se despertó sudoroso... respirando entrecortadamente sin recordar por un momento donde estaba.... se tomó la cabeza entre las manos y trató de aclarar su mente, no sabía si habia sido un sueño o un recuerdo. Después de un momento se levantó y echó a andar nuevamente, hacia el infinito del oscuro camino. La vereda eterna, la jornada inacabable... y a lo lejos una risa cruel.
-No te haré nada... susurro a su oído.
-me dejarás ir? preguntó la chica con temblorosa voz.
-No!, contesto él- sabes que es imposible.
-Pero papá.... -No puedes retenerme por siempre! mamá estará preocupada....
-Tu madre ya no es un problema -respondió con furia.... -la maté
-Pero!