Maria vio el reloj por última vez. Las doce menos cuarto. Estaba harta, ya no podia seguir con lo mismo, era siempre la misma historia una y otra vez. No podia creer que hubiera creido nuevamente en sus mentiras, siendo participe asidua de la aficion de José por ellas.
No sé por que le creí otra vez, pensó, mientras quitaba la mesa y empezaba a retirar la cena que con tanto esmero habia preparado. Cuatro horas haciendo el asado que le gusta, la pasta hecha en casa y el pastel de fresas que tenia listo para festejar!. Disgustada, empezo a tirar la comida al cesto de la cocina. Estaba a punto de tirar el pastel tambien cuando lo pensó mejor y se dijo, -No tengo porque castigarme porque el haya faltado a su promesa- mientras cortaba un trozo y se lo comia.
Al terminar de regocer todo en la cocina, se sirvio un vaso de vino y se sento unos momentos en el comodo sillón de la estancia junto a la alberca. La noche era fresca para estar a mediados de verano. Mientras tomaba un sorbo escucho al perro ladrar, se sobresaltó. Por un momento pensó que alguien habia entrado a la propiedad, pero luego reacciono y se dijo que eso era imposible, ya que la casa estaba retirada de las colonias residenciales y quedaba por lo menos a 15 kilometros de cualquier otro lugar habitado. Cuando la adquirio fue lo que mas le llamo la atencion, la posibilidad de estar aislada disfrutando de su vida con José. De eso ya hacia 10 años. Como pasa el tiempo, pensó.
Despues de esperar una hora más y tras otras 3 copas de vino, se retiró a su habitación. Cerró la puerta con llave y para mayor seguridad puso el sillón reclinado sobre la misma. -Así no me llegara a despertar, a pedirme perdon y decirme toda la misma mierda de siempre. Se puso su ropa nocturna y sin más preambulo, se durmio. Empezó a soñar cosas extrañas, ella estaba sola, e iba caminando por un pasillo poco iluminado. Sobre el piso se veian rastros de ratas muertas y mucha suciedad. Mientras caminaba hacia una puerta lejana que emitia un resquicio de luz, una rata enorme y con claros sintomas de hidrofobia paso cerca de sus pies desnudos. Ella acalló un grito de susto. Cuando al fin llegó a la puerta, se dio cuenta que estaba cerrada, e hizo lo posible por distinguir algo hacia el otro lado a través del sucio vidrio. Imposible. Se dio la media vuelta y trató de ver que habia del otro lado del pasillo. La inmensa longitud del lugar no le permitia alcanzar a distinguir gran cosa.
Resolvío por lo menos intentar salir por aquel lado. -De alguna manera entre aquí, pensó. Empezó a caminar sin ver el piso, y despues de un tiempo llegó hacia una especie de puerta por la que atravesó. Lo que vio la dejo sorprendida, del otro lado, estaba el closét de José. Salío por la puerta hacia el vestidor y de ahi al baño. Le sorprendió ver lo limpio que estaba, ya que José era un desordenado empedernido. Nunca recogia ni siquiera su ropa, pero esta vez estaba todo reluciente, como si acabaran de limpiar. Al pasar frente al espejo se dió cuenta de lo sucia que estaba. El recorrido por ese pasillo asqueroso la habia dejado en un estado lamentable. Siguió hasta su recamara donde se dio una ducha caliente. Se cambió y decidio bajar a comer algo. Al salir al corredor que llevaba a las escaleras, se sorprendio al escuchar multitud de sollozos y lamentos. Bajó rápidamente, alarmada y se sorprendió al ver en en salón a multitud de familiares y amigos. Había gente que rara vez los visitaba y parientes que vivian lejos. Al final de un agrupamiento de sillas de alquiler y de una pequeña mesa con refrigerios estaba el ataúd. Al verlo lo supo, y corrió hacia el, levanto la tapa con miedo a confirmar sus sospechas. Tenía razón. Era José-
En ese momento, el telefono de la mesilla de noche empezó a sonar, despertándola. Tras unos segundos de confusión respiro aliviada. Todo habia sido una pesadilla, su hijo José, de 17 años, mentiroso empedernido, mal estudiante y rebelde sin causa, estaba vivo. Pensó en todas las veces que lo regañaba y el a cambio, la hacia sufrir, penso en todos sus desvelos esperando que llegara de fiestas y parrandas, el miedo a que anduviera en malos lios, las veces que se habiza reprochado ella misma haberlo consentido tanto. Pero no importaba, por que José era lo unico que tenía, era el vivo retrato de su esposo muerto, al que habia querido tanto y por el que casi habia perdido la vida al intentar matarse ella misma al saber de su muerte. Pero José la habia salvado. Se entero de su proxima llegada y la hizo reunir fuerzas para salir adelante. Para luchar.
Después de unos breves instantes en que todo lo acudió a la mente, volvió a sonar el telefono. Es José, pensó, ha perdido las llaves del auto de nuevo. Resignada, levanto el auricular. No era la voz que esperaba. Era la voz de un hombre que sonaba adulto, distinto, María no reconoció su voz.
-Señora María de la vega?
*Quien la busca? -Contesto recelosa.
-Teniente Del Valle, de la Policia Estatal.
*Soy yo... -Contesto intranquila.
-Es usted la madre de José Rivera?
* Si, soy su madre... -Al decirlo empezó a sentirse molesta, ¿en que lios se metió ahora?
-Lamento informarle, que su hijo fué lencontrado en un callejón, sufria de una sobredosis de heroína y falleció a.....
Uff... qué dura historia...
Gracias...